- ¡Parece que está usted totalmente absorto en sus pensamientos!
- Oh…sí, pues fue un viaje estupendo rico en conocimientos.
- ¿Cuánto tiempo se quedó en Jerusalén?
- Cuatro días.
- ¡Solo!
- Sí, pero son como meses, y jamás olvidaré a la gente estupenda con quién me he encontrado, y aprendido mucho en esta tierra santa.
- ¿Es usted judío?
- No… ¿por qué?
- Soy judío… perdona pero normalmente nadie se siente a gusto en Jerusalén salvo los judíos, porque el país está preparado para ellos, pero los cristianos y los musulmanes no encuentran las mismas comodidades, y cuando me habló de su felicidad y de la gente estupenda allí creí que era judío.
- Me he encontrado con judíos y cristianos en Jerusalén, todos fueron estupendos
- Tal vez lo que dice sirva en Inglaterra, pero en Tel Aviv es la religión la que mueve a la gente y a los pueblos.
- Es usted judío, ¿podría hacerle una pregunta?
- Sí.
- ¿Está usted convencido de las enseñanzas de la Torá?